miércoles, septiembre 03, 2008

Tripodianos: ¿Por qué tres patas?

Explicar por qué tenemos tres patas es algo más complicado que explicar por qué tenemos tres cabezas.

Para empezar nos sirve para distinguir a los tripodianos de las tripodianas. Los tripodianos tienen dos miembros y una miembra, mientras que las tripodianas (paradojas, dirá alguno) tienen dos miembras y un miembro. Ya sé que aquí la palabra miembra tiene mucha polémica pero en Tripodonia está incluída en el diccionario como sinónimo de la menos utilizada pierna, al igual que miembro es sinónimo de pierno.

Pero la razón principal es que, teniendo tres cabezas, con dos patas no era suficiente para garantizar nuestra estabilidad y la sabia (aunque, a veces, arisca) naturaleza tripodiana nos dotó de una tercera para poder sostenernos adecuadamente. Además, nos viene muy bien para esos bruscos cambios de dirección a los que de vez en cuando nos somete la cabeza del absurdo, como ya os he comentado en un post anterior.

Por otra parte, como habréis percibido, no estamos dotados de pecho ni abdomen por lo que en el interior de nuestras patas aglutinamos nuestros órganos funcionales. En una pata está lo que llamaríamos el corazón; en otra, algo así como el estómago; y en la tercera el resto de vísceras. Lo primero es extremadamente singular porque resulta que todos los tripodianos y tripodianas no sólo tenemos nuestro corazoncito sino que lo tenemos en el miembro.

miércoles, julio 09, 2008

Tripodonia: ¿Por qué tres cabezas?

Me he dado cuenta de que estar lejos de Tripodonia me incita a hablar de sus habitantes, de sus rincones, de sus rayos Z y demás maravillas. Así que, hoy que estoy de vuelta y nunca se sabe cuando me iré, inauguro una nueva sección donde iré contando cosas sobre mi planeta.

Y puesto que mi avatar delata que mi constitución dista un poco de la humana, hablaré sobre nuestras tres cabezas (bueno, en realidad cada una de ellas tendrá algo que decir sobre las otras).
"¿Por qué tenéis tres cabezas?", os preguntaréis. ¿Y por qué no? ¿Acaso no tenéis vosotros dos orejas (ugg, qué asco) y nadie dice nada? Bueno, pues nuestra sabia naturaleza tripodiana ha dispuesto que así sea: una cabeza para la inteligencia, una cabeza para la sensibilidad y una cabeza para el absurdo.

Sobre las dos primeras hay una variabilidad terrible entre unos tripodianos y otros, pero la tercera es una constante que nos distingue de otros habitantes planetarios. Quiero decir que un tripodiano puede ser muy inteligente y sensible, o tonto de capirote y con la sensibilidad del esparto, pero siempre será absurdo, lo cual hace impredecible el resultado de la combinación tritesta.

Desde el punto de vista fisiológico la cabeza del absurdo ocupa el lugar central, denotando su preponderancia, y las otras dos se encuentran a sus lados. Podría decir que no digo si a derecha ni a izquierda para evitar esas discusiones políticas tan habituales entre terrícolas ("Ah, ha dicho que a la derecha está la inteligente", "Sí, pues la de la izquierda es más sensible", etc.), pero, en realidad, es que derecha e izquierda son conceptos que, con tres cabezas y tres extremidades, no tienen sentido para nosotros. Además, no serviría de nada porque si, por ejemplo, quisiéramos girar a la derecha nuestra cabeza dominante del absurdo nos llevaría a la izquierda, y viceversa, o no. Es por ello que otra característica tripodiana es la de deambular con rumbos aleatorios para desplazarnos.

Diréis que esto último es un grave problema pero en realidad introduce en nuestras vidas un componente de sorpresa agradable y permanente. Tú sales por la mañana hacia el trabajo y puedes tardar diez minutos o una una hora y cuarenta y cinco. Vete a saber. Eso sí, nunca pillas atasco porque no hay quien vaya por la misma ruta dos veces seguidas. Son las ventajas del caos. Tampoco hay colas y los habitantes desisten de ir con prisas a ninguna parte. Sería maravilloso del todo si no fuera por los golpes contra las paredes y a los atropellos. No se puede tener todo.

Pues alá, ya conocéis algo más de los tripodianos, esos seres tan maravillosos y tan desconocidos al mismo tiempo y de forma asíncrona.