miércoles, julio 09, 2008

Tripodonia: ¿Por qué tres cabezas?

Me he dado cuenta de que estar lejos de Tripodonia me incita a hablar de sus habitantes, de sus rincones, de sus rayos Z y demás maravillas. Así que, hoy que estoy de vuelta y nunca se sabe cuando me iré, inauguro una nueva sección donde iré contando cosas sobre mi planeta.

Y puesto que mi avatar delata que mi constitución dista un poco de la humana, hablaré sobre nuestras tres cabezas (bueno, en realidad cada una de ellas tendrá algo que decir sobre las otras).
"¿Por qué tenéis tres cabezas?", os preguntaréis. ¿Y por qué no? ¿Acaso no tenéis vosotros dos orejas (ugg, qué asco) y nadie dice nada? Bueno, pues nuestra sabia naturaleza tripodiana ha dispuesto que así sea: una cabeza para la inteligencia, una cabeza para la sensibilidad y una cabeza para el absurdo.

Sobre las dos primeras hay una variabilidad terrible entre unos tripodianos y otros, pero la tercera es una constante que nos distingue de otros habitantes planetarios. Quiero decir que un tripodiano puede ser muy inteligente y sensible, o tonto de capirote y con la sensibilidad del esparto, pero siempre será absurdo, lo cual hace impredecible el resultado de la combinación tritesta.

Desde el punto de vista fisiológico la cabeza del absurdo ocupa el lugar central, denotando su preponderancia, y las otras dos se encuentran a sus lados. Podría decir que no digo si a derecha ni a izquierda para evitar esas discusiones políticas tan habituales entre terrícolas ("Ah, ha dicho que a la derecha está la inteligente", "Sí, pues la de la izquierda es más sensible", etc.), pero, en realidad, es que derecha e izquierda son conceptos que, con tres cabezas y tres extremidades, no tienen sentido para nosotros. Además, no serviría de nada porque si, por ejemplo, quisiéramos girar a la derecha nuestra cabeza dominante del absurdo nos llevaría a la izquierda, y viceversa, o no. Es por ello que otra característica tripodiana es la de deambular con rumbos aleatorios para desplazarnos.

Diréis que esto último es un grave problema pero en realidad introduce en nuestras vidas un componente de sorpresa agradable y permanente. Tú sales por la mañana hacia el trabajo y puedes tardar diez minutos o una una hora y cuarenta y cinco. Vete a saber. Eso sí, nunca pillas atasco porque no hay quien vaya por la misma ruta dos veces seguidas. Son las ventajas del caos. Tampoco hay colas y los habitantes desisten de ir con prisas a ninguna parte. Sería maravilloso del todo si no fuera por los golpes contra las paredes y a los atropellos. No se puede tener todo.

Pues alá, ya conocéis algo más de los tripodianos, esos seres tan maravillosos y tan desconocidos al mismo tiempo y de forma asíncrona.

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