Que nadie se altere, mis palabras, que ya se sabe que son como hormigas, pequeñas e insignificantes, habían perdido el camino hasta los dedos; alguna tuvo la tentación de salir por la boca, o por peores sitios, y ya se sabe, la fila se descoordina y se pierde la ocasión de cumplir un año bloggeando historias pasadas y algunas pocas recientes.
Pues eso, ya volvemos a estar callados y en fila para aporrear teclados.
jueves, diciembre 15, 2005
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