martes, septiembre 06, 2005

Cooper: El eslabón perdido (IV)

- Umga.
- Dios, qué golpe.
- Umga, umga.
- Disculpe, ¿sabe cómo volver a la fábrica “El Ternerillo?
- Ahhh, jara crude umga.
- Veo que no.

Aquel hombre no hubiera pasado por más que un hincha del Liverpool o quizá del Chelsea. Su forma de vestir dejaba que desear, pero quién no, en estas fechas todos esperan a las rebajas de enero. De pronto sonrió y la pieza encajó en el rompecabezas. No encajó del todo porque abandoné mis cursillos de odontología por correspondencia en el tercer fascículo. Pero estaba claro que aquel premolar y aquel hombre estaban hechos el uno para el otro. Acababa de encontrar el eslabón perdido.

- Yo, Cooper. Tú..., yo que sé, chita.
- Y tu puta madre.
- ¡¿Hablas?!
- Pues claro, coño. Si es que uno ya no puede ni volver a sus orígenes.
- ¿Pero qué orígenes?
- Pues como papá y mamá. Desde que me descongelé todo se ha vuelto complejo.
- Así que el viejo tenía razón, eres un Neandertal de esos.
- No exactamente. Mi padre era Neandertal y mi madre Cromagnon. Un día se encontraron en las montañas...
- ...y surgió el flechazo.
- Más bien, el “lanzazo”. Mi padre la confundió con una gacela y estuvo a punto de atravesarla pero por fortuna falló. Se pusieron a hablar, o a gruñir, y mi madre, que acababa de descubrir la agricultura, se lo llevó al huerto.
- ¿Y qué sucedió contigo?
- Un día cazando nos sorprendió el glaciar y quedé congelado en las montañas. Después no sé más. Una mañana te despiertas en la montaña con trece años y un taparrabos, sabiendo lo que pasa por las mañanas, y me encuentro en un mundo diferente. He tratado de camuflarme como una más de esas extrañas criaturas que sois, pero... Aprendí vuestra primitiva lengua y me embarqué en una nueva vida sin rumbo. Ya crecido, viajando en un autobús sucedió aquello. Una señora me preguntó, “¿se baja usted en la próxima?", y yo, espontáneamente, respondí, "me alegro de que me haga esa pregunta porque es algo que nos interesa, sin duda, a usted y a mí, y centrará toda mi atención en los próximos días." Y entonces supe que mi destino era convertirme en político.

El hombre primitivo había cumplido su sueño de ser político, y se había convertido en uno de los más respetados, pues a todos deslumbraba su inteligencia. No era normal tanta inteligencia en el Congreso. Pero con los años se hartó de tanta tontería alrededor. Huyo de la necedad de sus compañeros, de los hombres, de sus tonterías, de su estúpida civilización, para seguir siendo neandertal y cromagnon.

Di noticia del hallazgo al doctor P.Elvis con una condición: que sus estudios no se hicieran públicos hasta la muerte del hombre primitivo. Su ansía investigadora le hizo aceptar y se fue a vivir a los bosques con el susodicho.

En estas fechas entrañables a uno le llena la esperanza y la ilusión. Aunque lo que más llena, sin duda, son el pavo relleno de mi madre y los entremeses que prepara mi padre. Una vez más, mis fuertes brazos trincharon el ave y puede disfrutar en familia de esa Feliz Navidad con la satisfacción del trabajo bien hecho y con la certeza de aquel colmillo que acababa de encontrar en el pavo tendría un dueño y una historia verdadera.

FIN

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué historias más divertidas, Sr. Trípode.