Continuando la tarea de explicar el origen de los refranes, allá van unos cuantos:
-A buen entendedor pocas palabras bastan, esto es, que la persona capaz comprende facilmente lo que se le quiere decir.
Este refrán nació de la fusión de dos dichos. El primero venía decir "a buen entendedor pocas palabras le parecen pocas", enunciado que perduró hasta la muerte de Perogrullo. La segunda parte del refrán surgió tras una escapada de los miembros de la Real Academia a una discoteca, donde uno de ellos sacó un cigarrillo y, apenas diciendo "¿Me das...?", consiguió que otro se lo enciendera acuñando la frase "a buen encendedor pocas palabras bastan", que trasmutó finalmente en el conocido refrán.
-A caballo regalado no hay que mirarle el diente, lo que quiere decir que las cosas que nada cuestan se deben admitir sin pegas aun cuando tengan defectos.
Se dice que esta frase se acuñó por primera vez en America donde los indios de Florida regalaron a los españoles varios "caballos de aguas" que no eran sino caimanes con avidez por los brazos de mando.
-A cada cerdo le llega su San Martín, es decir, a cada persona le llega su hora de tribulación.
La fantástica historia de aparición multiple de San Martín a una manada de cerdos no ha sido corroborada, aunque no hace mucho se supo que el Papa Clemente se encontró una imagen del santo en un sandwich de jamón de york.
miércoles, marzo 16, 2005
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