Sutiles, perspicaces, vivas, oportunas, y graciosillas ellas, vamos. Se reunen junto a unos bombones y celebran que la neurona, allá donde resida, ha conseguido asociar vestimenta con manchas y artefacto lavadero. ¡Me gusta la liberación! Y sigamos liberándonos e imaginemos anuncios donde no importe tampoco que grupos de machos, cerveza en mano y ropa sucia, pero en torno, también, a delicados bombones (entiéndase los de la caja, que no está el horno para bollos), se regocijen de un exitoso aparcamiento...
¡Pero qué me están contando! ¡Que no hemos venido aquí para sufrir!
sábado, diciembre 04, 2004
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario