Estos meses frígidos son terribles para mi sistemas espiratorio y, claro, el otro día me cogí un trancazo de cuidado, de estos que te tienes que separar de la taza del desayuno para no estropear los cereales.
La cosa es que para que se me pasara el dolor de tocha alguien me me dio aspirinas fluorescentes, de esas, que resultaron ser un asco porque no hay dios quien se las trague con la cantidad de espuma que se genera en la boca. Así que yo me doy a los métodos tradicionales, o sea, el ron con miel y los vapores de hierbas, de las buenas.
O cómo.
miércoles, diciembre 15, 2004
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