martes, diciembre 07, 2004

Por tierra, mar y aire.

Hay veces en que las horas se pasan volando, y, otras, sin embargo, se ahogan en un mar de aburrimiento, con marejada y jodida gana de nadar (hacer nada). Pero las más comunes corren, de un lado para otro, con prisa y ansiedad de consumirse.

Hoy me he comprado un reloj nuevo: ¡quién me iba a decir que pagaría por ver pasar el tiempo!

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